Ilustración



ORÍGENES DE LA ILUSTRACIÓN

Para determinar el origen de la ilustración es necesario remontarse al inicio de la pintura debido a su estrecha relación con ella, ya que la ilustración ha sido vista como una aplicación de la pintura.
Según Arnold Hauser (1982) en su Historia social de la literatura y del arte ubica la aparición de la pintura en el paleolítico y plantea la dicotomía de la finalidad: utilitaria en su relación con la magia u ornamental debido a sus formas decorativas y geométricas. La Pintura era primordialmente utilitaria y la intensión artística estaba en un segundo plano, no mostraba un disfrute de la vida, ni pretendía generar goce estético. Eran representaciones formales estilizaciones de la vida, que toman y preservan las cosas en "su ser natural".
Posteriormente en el Neolítico la pintura se estiliza, se hace geométrica y llega a ser simbólica, transmite abstracciones, se centra en la comunicación de ideas, conceptos, es decir sigue siendo utilitaria en otro modo. Ahora si se puede ver una intención artística, estilizada, cerrada a una realidad empírica. Ésta de cierta forma sigue ligada al mundo mágico ya que surge la necesidad del culto a los muertos y a los dioses que necesita una decoración para objetos cerámicos y votivos, cerámica decorada con formas diversas. Su sentimiento viene dirigido a este mundo y al mundo del más allá. Muestra un mundo idealizado.
Hay en la pintura un proceso de intelectualización y racionalización del arte; es representación conceptual del arte y la realidad. La representación plástica tiene tres finalidades: una imitativa de retrato naturalista, una informativa de formas comprensibles y otra decorativa de formas agradables; estas tres finalidades van a ser fundamentales  para la concepción de la pintura aplicada, ya que la informativa más adelante constituirán la generación de una de las aplicaciones de la pintura o artes aplicadas (Hauser, 1982, p.26-30).
Todo lo anterior, además de su técnica avanzada tanto de las pinturas Paleolíticas como Neolíticas, demuestra que la pintura no provenía de aficionados, sino de un grupo de hombres que se dedicaban a ese fin, una clase de profesionales. En  el Neolítico es posible que el trabajo artístico se dividiera en dos grupos: uno religioso sepulcral y otro profano artesanal con finalidad decorativa, posiblemente de carácter doméstico. La segunda división se puede considerar un retroceso al unificar la actividad artística con otros trabajos. En culturas orientales como la egipcia, el "creador de imágenes" diversas tenía ese oficio (Hauser, 1982, p.34-36 y 42), por lo que si su trabajo era el de realizar imágenes que relataran, transmitieran información o acompañaran algún texto; en el caso de los egipcios, estaríamos ante los inicios del ilustrador.

Pintura de la tumba de Nebamum. Anónima. XVIII Dinastía. British Museum. 



¿QUÉ ES ILUSTRAR?

Todos hemos crecido junto con la ilustración. Las ilustraciones tienen las claves de mundos que existen en nuestra imaginación y cuya descripción no sería posible sin ella. Desde que éramos niños los libros ilustrados, los cómics, los anuncios, carteles, etc., nos nutrieron de actitudes e información y también nos ayudaron a desarrollar nuestros sentidos visuales. La fuerza de la ilustración, y el número casi infinito de formas en que puede usarse, ha hecho que no desapareciera o fuera relegada a medida que las técnicas fotográficas y digitales han ido creciendo. Lo cálido y humano de la ilustración es la cualidad especial que por encima de otra cosa, le asegura que siempre formará parte de las herramientas del Diseñador Gráfico.
Encontramos diversas maneras de expresarnos dentro del campo de la ilustración, diversas técnicas que nos brindan un sinfín de posibilidades, materiales como la pluma, la tinta, el pastel y el grafito, son solo algunos de todo el amplio mundo de elementos que conforman el trabajo del ilustrador.
Ilustrar, según su definición original, significa “dar luz al entendimiento“. “Aclarar un punto o materia con palabras, imágenes, o de otro modo” y según la definición actual, “adornar un impreso con láminas o grabados alusivos al texto“. Estas definiciones determinan, sin contraponerse entre sí, lo que es una ilustración.


  • TRES PUNTOS DE VISTA
La función del ilustrador es captar la imagen o crearla y darle vida llevando a cabo la idea. El ilustrador se subordina a la idea, pero le presta su habilidad creadora al llevarla a la práctica. El campo de la ilustración puede dividirse en tres amplias zonas:


La primera clase de ilustraciones es la que narra la historia completa sin necesidad de texto ni inscripción alguna que sirva de guía. Las portadas de revistas y las sobrecubiertas de libros son ejemplos de este tipo de ilustración.

La segunda es la que ilustra un título, o que visualiza un eslogan o cualquier mensaje escrito destinado a acompañar el cuadro, por lo tanto su función consiste en dar mayor fuerza al mensaje. La narración y la ilustración trabajan conjuntamente. A este grupo pertenecen las ilustraciones de con texto corto, letreros, tarjetas de propaganda, anuncios y revistas.



La tercera clase de ilustración es aquella en la que la narración contada por el cuadro en sí es incompleta; su intención evidente es despertar la curiosidad, intrigar al lector, para que éste encuentre la respuesta en el texto que la acompaña. Muchos anuncios obedecen a este plan, para asegurar la lectura del texto, ya que si la historia estuviera expresada completamente en ilustración sería posible que se omitiera leer el texto.



  • DISCUSIONES

Numerosas discusiones se plantean entre los ilustradores, referidas a si la ilustración debe o no estar sometida a un texto, si es arte o arte aplicado.


Las ilustraciones nos dan una serie de información, esté o no expresada en el texto, de tal modo que orientan al lector dentro del ámbito en que se desarrolla la narración. Supongamos que el texto alude a un festín durante la Edad Media (numerosos entre los cuentos infantiles). ¿De qué modo podría el lector que no sea erudito hacerse una imagen de los usos y costumbres de la época, si no es por medio de la ilustración? Es en este aspecto donde la ilustración hace honor a su definición de dar luz, aclarar o iluminar,  para lo cual es requisito indispensable un amplio conocimiento de parte del ilustrador. La ilustración no está sometida al texto; es, simplemente, un relato paralelo en común acuerdo con la narración escrita. Esto, en cuanto a esa incómoda y errónea palabra “sometimiento“.
Pasemos ahora a la también errónea diferencia que separa el arte del arte aplicado. Aunque no hay definición de arte aplicado, éste se entiende como una creación con fines de uso. En este caso, la ilustración es un arte aplicado pero, ¿es por eso menos Arte? ¿No son objetos espléndidos, maravillosos, obras de arte cabales, los muebles, vitrales y rejas diseñados por Gaudí, o las orfebrerías de Benvenutto Cellini?  Podemos entonces colegir que la condición de obra de Arte la imprime no el oficio sino que aquel que lo practica. Del ilustrador depende la categoría de su obra. Para entenderlo, basta ver las miniaturas en los códices de la Divina Comedia, de los diversos Libros de Horas o bien los grabados de Doré.

Libro de horas de Carlos VIII, Rey de Francia.



Satán siendo desterrado del cielo. 
Grabado de Gustavo Coré, para la obra El paraíso perdido de Jonh Milton.