CONTROL ARTÍSTICO Y EDITORIAL
Un libro requiere una inversión económica mucho mayor que cualquier
producto editorial. Se espera que los libros se vendan durante mucho más tiempo
que simplemente el día o el mes que permanecen un periódico o una revista en el
quiosco, con la intención de recuperar los gastos iniciales y obtener unos
beneficios. Los editores se toman muy en serio cuestiones como que su producto
encaje con el público al que va dirigido, que continúe vendiendo tras su
publicación, llame la atención y se mantenga fresco a pesar del paso del
tiempo. Dado el mayor riesgo económico y comercial que supone la publicación de
un libro es comprensible que la mayor parte del control artístico y editorial
esté en manos del editor.
Cada ilustración de un proyecto se someterá a la revisión del director
de arte o del diseñador, además de a la revisión del editor y su equipo.
Durante todo el proceso también pesaran mucho los comentarios y las ideas del
departamento de marketing. La respuesta inmediata ante el diseño de un
libro reflejará las posibilidades que éste tiene de venderse. Las exigencias de
los departamentos de ventas pueden traducirse en cambios en los colores,
tipografías o incluso determinadas imágenes.
Un último aspecto, es que algunos autores de renombre reclaman su
derecho a aprobar el diseño de las cubiertas de sus trabajos y, pueden llegar a
decidir que se rehaga una cubierta.
La compresión del contexto artístico y comercial de un libro, la traslación del texto a una imagen y la creación de un diseño general que atraiga a la audiencia son, pues, aspectos clave para el éxito de la ilustración de libros.
EL LIBRO
El libro fue, probablemente, el primer medio para el trabajo
de los ilustradores y la relación entre el lenguaje escrito y la imagen
ilustrada ha sido siempre muy especial. Comenzó con los manuscritos religiosos
ilustrados creados entre los siglos VII y IX, y continuó con la invención de la
imprenta en 1455. Hasta la invención de la cámara y la fotografía en 1839, la
ilustración era la única forma que podían tomar las imágenes impresas. Sin
embargo, desde que se impuso la reproducción fotográfica, la popularidad de la
imagen ilustrada fue disminuyendo. En el mundo editorial, los sectores que han
mostrado un mayor interés por el trabajo de los ilustradores son los libros
infantiles, los títulos de ficción y los manuales técnicos.
Hoy día se contrata a los ilustradores para crear cuentos completos, para escribir e ilustrar las historias, o bien para producir las ilustraciones de las cubiertas y sobrecubiertas.
Si se trabaja en la cubierta de una novela suele haber tiempo suficiente para leer el manuscrito y producir bocetos en una fase inicial antes de embarcarse en el trabajo final.
Los bocetos que se demandan para los libros son diferentes que los que
suelen presentarse en los periódicos y las revistas; se exige a los artistas la
creación muy definida de lo que será la obra final. Los bocetos deben detallar
la posición de cada elemento en una imagen así como incluir dibujos muy acabados
de cada uno de los personajes centrales del libro.
Bocetos de Pablo Santander
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